El ruido emitido por los vecinos es uno de los problemas más comunes y molestos de cualquier comunidad. Según la ley, el nivel de recepción externo no debe superar los 55 decibelios durante el día y los 45 por la noche. Pasados los 70 decibelios, la audición se ve dañada, pudiendo provocar a la larga sordera o dolor.
Aunque esta es la ley general, las normativas municipales o decretos autonómicos pueden variar estos niveles, así que es importante tenerlos en cuenta si nuestra actividad laboral o diaria va a producir ruidos de este nivel.
Para no preocuparse más por la contaminación acústica, una empresa de control de ruido puede realizar una instalación de aislamiento de vibraciones y de ruidos en nuestro hogar. De esta forma nos curamos en salud sabiendo que podemos desarrollar nuestras actividades con normalidad sin temor de molestar a nadie ni de incumplir ninguna ley.
